jueves, 1 de agosto de 2013

Lactancia materna: amor y esclavitud

Siempre abogo por la lactancia materna. Leemos los muchos beneficios que tiene dar el pecho para el bebé y la mamá, pero pocas veces leemos los inconvenientes que tiene. Porque seamos sinceras, los tiene. 

Durante todo el embarazo me abstuve de tomar alcohol. Me reprimí las ganas de beberme ese gin tonic después de una cena con los amigos. No tomé el vino de las comidas en la celebraciones ni los rones en las fiestas. Todo por el bien del bebé. Pero cuando dí a luz pensé: me voy a meter un copazo como dios manda. Qué ganas tenía por dios. Pero SORPRESA!!! No puedes beber durante la lactancia. 

Después de los 14kg que gané en el embarazo me moría de ganas por ponerme a régimen y volver a mi cuerpo, pero SORPRESA tampoco puedes. Tienes que comer de todo para que el bebé se alimente bien. 

Para quedar con mis amigas tengo que organizarme con varios días de antelación. Hay que sacarse leche y dejar varios bibes preparados. Y no te puedes ordeñar como una vaca. Para llenar un bibe con 150ml tengo que extraerme la leche en varios momentos del día. 

Ya hace dos meses y medio que di a luz y solo he salido sin mi bebé dos veces. Cuando tengo planeada una salida me paso los días previos como una niña que va a disneylandia. Pero cuando ya llevo unas pocas horas empiezo a echar de menos a mi niña una barbaridad. Y es cuando pienso que no hay gin tonic que merezca la pena. Porque sinceramente, me muero de ganas por irme a casa a darle el pecho a mi hija. 




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