viernes, 1 de julio de 2016

¿DÓNDE ESTÁN MIS TETAS?

Hay una frase que me consuela cuando veo mis pechos a las 24 semanas de embarazo.

“He encontrado el sentido de los pechos femeninos”

Lo digo para consolarme al ver el cambiazo que han dado.

Es cierto que los pechos aumentan considerablemente de tamaño durante el embarazo, y aunque de primeras puedes ser una buena noticia, tengo que reconocer que no.

Para empezar, ya no reconozco a mis tetas. Antes eran monas, redonditas y perfectas con sus imperfecciones. Ahora no forman parte de mi cuerpo, son como un alien que se han implantado sin permiso en mi pecho. Ya no tengo pezones, sino galletas maría o cookies de chocolate, por los relieves que hacen de la areola una pista de esquí llena de baches.
Por no hablar de su diámetro. Se ha extendido tanto que ha copado todo el protagonismo y ahora una transparencia puede herir la sensibilidad de cualquier espectador.

Tampoco me consuela que de la mitad para abajo no se vean, pues es debido a que se han colocado cómodamente sobre mi barriga, la teoría de la gravedad ha hecho el resto…

 El aumento fue tan espectacular que la madre naturaleza no tuvo más remedio que defenderse con las temidas estrías

Por otro lado, no me han funcionado las cremas milagrosas ni los aceites. Desde que vi el positivo en un predictor, las hormonas hicieron su trabajo y el aumento fue tan espectacular que la madre naturaleza no tuvo más remedio que defenderse con las temidas estrías. Y ayyyyyyy amigas mías, esas vienen para quedarse, y para siempre!



¿Y qué pasa con la sensibilidad? ¿por qué rozarme el pezón es como si me arrancaran una pierna? Mis sujetadores se han convertido en antidisturbios que no dejan ni que se acerque el más valiente dedo masculino.

Mis sujetadores se han convertido en antidisturbios que no dejan ni que se acerque el más valiente dedo masculino.

Por todo esto me consuelo diciendo que he encontrado el sentido de los pechos femeninos y es que se están preparando para la lactancia. Para nada más sirven, no busques otras explicaciones. Tus pechos ya no te pertenecen, ahora serán propiedad del bebé que llevas dentro.


Sí que es verdad que después de la lactancia todo vuelve a su ser. Esto puede parecer una buena noticia, pero no siempre. Pues la piel que antes se ha expandido se queda, pero con menos relleno y por lo tanto menos elasticidad. ¿Conocéis esas mangueras que se extienden cuando abres el agua pero que luego se encogen para ocupar poco espacio? ¿Os habéis quedado con la imagen de esa manguera en reposo? Pues dile hola a tus nuevas tetas.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Cómo superar el primer trimestre

El embarazo de por sí es un coñazo, admitámoslo. Sí, creamos vida y es muy bonito, pero es un coñazo. Dicen que los peores síntomas son los primeros y los últimos tres meses, como si fuera un consuelo. En los últimos meses te haces una idea de que el peso y la barriga son los impedimentos más habituales, pero lo más duro es superar el primer trimestre pues aún ni tienes barriga ni sentimientos maternales, solo malestares.

Entre los posibles síntomas empecemos por el sueño. Ese manto de cansancio que te envuelve nada más levantarte. Un anuncio en forma de semi-desmayo incontrolado que se apodera de ti en cualquier momento. Tengas actividad o no. Si tienes la suerte de seguir su voluntad una pequeña siesta de 15-20 minutos lo arregla todo. Pero como te pille en el trabajo estás perdido! Ni un paseo te aliviará. Lo mejor es que crees que al día siguiente se te irá pero sólo es el principio de una agonía sonámbula de semanas.

Otro gran síntoma de “crear vida” son las nauseas. Como tu estómago sienta que le ignoras te lo recordará con asquerosos intentos de vómitos. Hazle caso y dale gasolina cada 3 horas aproximadamente si no quieres despertar su furia.

¿Duermes del tirón por las noches? Se acabó el chollo. A partir de ahora te despertarás para hacer pis en mitad de la noche. Da igual si tienes tripa o no. La vejiga es así de sabia, se encarga de recordarte que estás embarazada en el momento que más a gusto estás. Ella es así, que le vamos a hacer.
Las infecciones. No es un síntoma común en todas las mujeres, pero las que saben lo que es una cistitis, lo recordarán en este trimestre y las que no, descubriréis lo divertido que es mear agujas. Y la única solución drástica para esto es el antibiótico. ¿Y qué pasa normalmente después de tomar antobiótico? Hongos, bienvenidos!

La faena del primer trimestre es que al no tener barriga, no sentir un bebé dentro de ti, sientes que todos estos síntomas no tienen justificación. Piensas que ya tienes suficientes con todas las restricciones con la comida y el alcohol. Es como si fueras Amy Winehouse en rehabilitación, pero sin recaídas.

Es como si fueras Amy Winehouse en rehabilitación, pero sin recaídas.


Y no te vayas a quejar a tu marido que lo único que escucharás será “joder, si estás así ahora no te quiero ni imaginar el resto del embarazo”. Y tiene el valor de decírtelo así, con una copa en una mano y un piti en la otra. PACIENCIA MUJER.

jueves, 11 de febrero de 2016

Llega a un pacto con tu pareja antes de tener hijos

“Cariño, estoy preparada. Quiero tener un hijo”. La mayoría de las veces que decidimos ser padres es porque la mujer ha recibido “la llamada”. Un día, de buenas a primeras, quiere ser madre, y no tarda en comunicárselo al padre, que puede reaccionar con un ataque al corazón o sorprenderte demostrando alegría.  Recientemente, un  estudio de la Universidad de Bar Ilan en Israel muestra que ciertas zonas de los cerebros de los padres que están muy involucrados en las vidas de los bebés se activan de la misma manera que los de las madres durante el embarazo. Si tienes suerte y tu pareja es de estos, siéntete afortunada.

El proceso para crear un bebé es asombroso; aumenta la conexión con la pareja, así como el sexo. Puede ser rápido o largo, pero lo que está claro es que hay mucho tiempo para pensar, incluido el embarazo. Es curioso que a pesar de tener 9 meses para preparar y organizar la llegada del bebé, pocas veces se habla del futuro reparto de responsabilidades. Y aunque estemos en el s.XXI, las mujeres no pueden dar las cosas por sentadas. Creemos que se levantarán por las noches las mismas veces que tú, que limpiarán los biberones todos los días, como tú, que harán lavadoras, que ordenarán la ropita, que le llevarán al médico cuando se pongan malitos y faltarán al trabajo igual que tú.

Deja las cosas claras con tu pareja antes de tener hijos.

Hemos vivido durante siglos una educación patriarcal difícil de erradicar ahora. Aunque consideremos a nuestras parejas concienciadas con la igualdad, hay aspectos inherentes en su forma de ser fruto de una herencia machista. Y lo peor es que ni se dan cuenta. Me enerve la sangre cuando oigo frases del tipo “mi marido es de los que ayuda”. ¿Cómo que te ayuda?, ¿cuántas veces hemos escuchado a un hombre decir eso mismo? Nunca. Si acaso, se vanagloria de bañar al bebé o cambiarle un pañal. Está en nuestras manos cambiar esa idea. El comportamiento de tu pareja será el ejemplo que tenga tu hijo y que condicionará su futuro.

Muchos padres, cuando son conscientes del trabajo que implican los niños, acuden a la solución más fácil para ellos. Contratar personal para que haga lo que ellos no quieren hacer. Pero una cosa es una ayuda en las tareas de la casa para que te deje tiempo con los niños y otra es delegar tu responsabilidad como padre. No hay problema en escoger esta solución si previamente lo has hablado con tu pareja. Muchas mujeres que han sacrificado o retrasado sus aspiraciones laborales, por razones obvias, se dedican al cuidado de sus hijos. Y las afortunadas pueden contar con ayuda doméstica. En este caso es muy típico que el marido no entienda que la madre tiene el derecho a estar cansada. No se dan cuenta del trabajo que supone hasta que un día se tienen que quedar con el bebé una tarde entera.

La falta de sueño es el peor enemigo de un matrimonio, 
peor incluso que la infidelidad.

Por ello es vital una conversación sobre los roles en la educación antes de ser padres. Porque es en esos aspectos donde surgen los conflictos de pareja. Por ejemplo, cuando llevas noches sin dormir, cuando te despierta el llanto de tu hijo y ninguno quiere levantarse. La falta de sueño es el peor enemigo de un matrimonio, peor incluso que la infidelidad.

Otra cosa que dan por hecho es que si alguno de los progenitores tiene que reducirse la jornada laboral, esa será la mujer. Aquí ellos no tienen toda la culpa, pues es un hecho que las mujeres cobramos menos por el mismo trabajo que realizan los hombres. Y en la crianza el dinero cuenta. Por lo tanto, la madre es la que optará por reducirse la jornada (ojo, que esto sea una opción, no una obligación). Pero no hay trabajo más agotador que ser madre, trabajadora, esposa y señora de la casa. Cuando tiro el boli a las 5 de la tarde sigo notando miradas de envidia y desaprobación, pero si vieran todo lo que tengo que hacer después preferirían seguir en su silla. O eso creo, porque no hay trabajo más desagradecido que ser superwoman. Todo se da por hecho, trabajarás, irás a hacer la compra, serás tú quien se ausente del trabajo si el niño se pone malo, tendrás la casa recogida y la cena hecha (la del niño, que lo que me faltaba era cocinar para él también) y encima por la noche más te vale tener un apetito sexual voraz. Y ni se te ocurra un día decir que estás cansada, ese derecho sólo lo tienen ellos, que llevan todo el día trabajando!!!

Si a una mujer se le ocurriese hacer lo uqe hacen muchos padres, escaquearse de sus obligaciones maquillándolo con trabajo o micromachismos, rápidamente nos tildarían de malas madres (que no malasmadres), seríamos juzgadas de inmediato y tachadas de la orla de la ejemplaridad maternal.


Por ello, es vital una conversación de este tipo con nuestra pareja antes de ser padres. Porque he visto mucho desgaste (y probables futuras rupturas) por haber dado por sentado la división de estas tareas.