Hay una frase que me consuela cuando veo mis pechos a las 24
semanas de embarazo.
“He encontrado el sentido de los pechos femeninos”
Lo digo para consolarme al ver el cambiazo que han dado.
Es cierto que los pechos aumentan considerablemente de
tamaño durante el embarazo, y aunque de primeras puedes ser una buena noticia,
tengo que reconocer que no.
Para empezar, ya no reconozco a mis tetas. Antes eran monas,
redonditas y perfectas con sus imperfecciones. Ahora no forman parte de mi
cuerpo, son como un alien que se han implantado sin permiso en mi pecho. Ya no
tengo pezones, sino galletas maría o cookies de chocolate, por los relieves que
hacen de la areola una pista de esquí llena de baches.
Por no hablar de su diámetro. Se ha extendido tanto que ha
copado todo el protagonismo y ahora una transparencia puede herir la
sensibilidad de cualquier espectador.
Tampoco me consuela que de la mitad para abajo no se vean,
pues es debido a que se han colocado cómodamente sobre mi barriga, la teoría de
la gravedad ha hecho el resto…
El aumento fue tan espectacular que la madre naturaleza no tuvo más remedio que defenderse con las temidas estrías
Por otro lado, no me han funcionado las cremas milagrosas ni
los aceites. Desde que vi el positivo en un predictor, las hormonas hicieron su
trabajo y el aumento fue tan espectacular que la madre naturaleza no tuvo más
remedio que defenderse con las temidas estrías. Y ayyyyyyy amigas mías, esas
vienen para quedarse, y para siempre!
¿Y qué pasa con la sensibilidad? ¿por qué rozarme el pezón
es como si me arrancaran una pierna? Mis sujetadores se han convertido en
antidisturbios que no dejan ni que se acerque el más valiente dedo masculino.
Mis sujetadores se han convertido en antidisturbios que no dejan ni que se acerque el más valiente dedo masculino.
Por todo esto me consuelo diciendo que he encontrado el
sentido de los pechos femeninos y es que se están preparando para la lactancia.
Para nada más sirven, no busques otras explicaciones. Tus pechos ya no te
pertenecen, ahora serán propiedad del bebé que llevas dentro.
Sí que es verdad que después de la lactancia todo vuelve a
su ser. Esto puede parecer una buena noticia, pero no siempre. Pues la piel que
antes se ha expandido se queda, pero con menos relleno y por lo tanto menos
elasticidad. ¿Conocéis esas mangueras que se extienden cuando abres el agua
pero que luego se encogen para ocupar poco espacio? ¿Os habéis quedado con la imagen
de esa manguera en reposo? Pues dile hola a tus nuevas tetas.