martes, 28 de mayo de 2013

Soy mamá

Siempre me he sentido satisfecha con mi vida. Me he sentido realizada en lo personal y laboral. O eso creía hasta que fui mamá. Ahí empecé a encontrarle el verdadero sentido a la vida, porque me di cuenta de que mi vida ya no me pertenecía. Toda entera era para ella, para mi Valentina. 


Todos mis miedos y dudas en el embarazo desaparecieron en cuento le vi la carita. Te conviertes en mamá en cuestión de segundos y es verdad que sale solo, es intuitivo. Por eso no me gusta el concepto de mamá primeriza, nos hace parecer torpes, como si la falta de experiencia nos restara. Y quizás eso es lo que nos hace más fuertes, más capaces. 

Porque así es como me siento, más fuerte que nunca, más viva, más completa. Mi felicidad ya no depende de lo que me pase ni de lo que experimente, sino de lo que viva con ella, de que crezca sana y contenta. 

El tiempo que mejor invierto es el que paso con ella. Las horas se hacen cortas mientras la contemplo y vivo para escuchar los ruiditos que hace mientras duerme. 

Tengo ganas de salir fuera y gritar ¡SOY MAMÁ! Porque nunca antes había sido tan feliz. 




jueves, 23 de mayo de 2013

El parto, ese temible momento

Hasta los dos últimos meses realmente no empiezas a pensar en el parto. Ese pensamiento lo apartas de la cabeza y te dices "ya pensaré en ello más adelante". Son tantas las historias que has oído acerca de ese momento que no apetece nada concretar en los detalles.

Una mujer, un parto distinto. Pero lamento afirmar que todo ese dolor del que se habla es verdad. 

Hay dos maneras de saber que empieza el parto. O rompes aguas o te entran contracciones. En mi caso fue lo segundo. Hasta que no estuve dos horas con contracciones cada cinco minutos no acudí al hospital, pero cual fue mi sorpresa que al hacerme la exploración no había dilatado lo suficiente y me mandaron a casa. Ahí estuve sufriendo unas cinco horas más, contracción tras contracción cada cinco minutos, hasta mi segunda llegada al hospital. A punto estuvieron de mandarme de nuevo a casa pero mis llantos compadecieron a la ginecóloga de guardia y al fin me ingresaron. 

En lo único en lo que podía pensar era en la epidural. Nunca creí que anhelaría tanto una inyección...así que después de unas doce horas llegó Dios. Mi Dios tenía nombre de mujer y un título en medicina. A partir de ese pinchazo mi experiencia cambió radicalmente. Hizo que todo pareciera más fácil y pude participar de otra manera. Lamentablemente tras 20 horas de parto mi niña no quería salir y para evitar problemas me practicaron una cesárea de urgencia. 

Es difícil explicar lo que se siente cuando ves a tu bebé por primera vez. Solo puedo decir que ahí supe que mi vida ya no me pertenecía, mi vida entera era para ella. 

Parece mentira pero al día siguiente ya se me había olvidado el mal rato. Solo las  16 grapas de la cicatriz me recordaban el parto. Esas 20 horas han pasado a ser el recuerdo de un minuto. Y ahora me paso las horas y los minutos contemplando el milagro de la vida que he creado. 

Jamás he sido tan feliz. 

viernes, 10 de mayo de 2013

Partos orgásmicos, ¿realidad o imaginación?


Esta expresión puede sorprender e incluso enfurecer a muchas mujeres que hallan dado a luz en un hospital, que han sentido las contracciones como puñaladas, pero no tanto para algunas que se han dejado llevar por un parto natural, bien acondicionado. Es la idea del parto orgásmico.

Para la mayoría de las mujeres que han dado a luz -y, también, para la mayoría de los hombres que lo han presenciado- tales "sensaciones" no son otra cosa que un eufemismo de dolor: la mayoría de ellas no ha experimentado durante el parto nada que pudiera parecerse mínimamente a un orgasmo.

En Youtube hay muchos ejemplos de ello. En un reportaje aparece Amber Hartnellm, una de las mujeres que asegura que sí sintió placer sexual en el momento del parto. Y así es como lo describe:

Sencillamente, logré alcanzar ese estado de éxtasis en el que se suceden esos picos orgásmicos. Eran como oleadas arrolladoras que iban penetrando hasta lo más profundo de mí mientras yo reía y gritaba. No me sentía como si estuviera teniendo contracciones. Eran, más bien, como una especie de arrebatos. Y, de hecho, no experimenté dolor, sino sensaciones verdaderamente intensas”.

Pero el debate está en si lo que han experimentado estas mujeres ha sido un verdadero clímax sexual o, simplemente, lo que han sentido ha sido una especie de respuesta sadomasoquista, confundiendo el dolor intenso con el placer.

¿Por qué puede llegar a producirse el orgasmo durante el parto?… Pues debido a la presión que la cabecita del bebé ejerce sobre las paredes vaginales y a la propia dilatación de los tejidos que dan paso al descenso del niño, y esto puede llevar a la futura mamá a disfrutar de una sensación sorprendente de éxtasis sexual.

Para esto la mujer no tiene que tener ningún miedo al parto, sino que lo vive de forma natural, su mente, sus emociones, su cuerpo, su alma, están preparados para realizar el mayor y más sagrado acto de la naturaleza: dar la vida a un nuevo ser.

En el caso de Amber, dio a luz dentro de la bañera de su propia casa. Además hay que tener en cuenta que practica yoga habitualmente así como meditación, y además posee un cuerpo al extremo flexible, condiciones que en cierta medida deben de haber funcionado a modo de calmantes, físicos y emocionales. Se dan, por tanto, las condiciones adecuadas para que las hormonas del cuerpo de la madre actúen de la manera apropiada eliminando por completo el dolor y provocando placer. Por ejemplo, la Oxitocina "hormona del amor" que guía el parto y la lactancia, está presente en todas las acciones que implican contacto amoroso en el ser humano, desprendiéndose en enormes cantidades durante un orgasmo. Mientras las endorfinas, "hormonas del placer", emitidas en cantidad suficiente y adecuada, eliminan la sensación de dolor y produce placer.

Como podréis imaginar las reacciones al documental han sido de todo tipo, desde horror hasta fascinación. Yo animo a entrar en http://www.youtube.com/watch?v=Os5lo8suzoo
 y ver este documental en el que aparece Amber dando a luz en la bañera de su casa y comprobar que en lugar de gritos por las contracciones, escucharéis gemidos.

Yo personalmente, no dudo de las experiencias de estas mujeres, pero cuando de a luz, tengo muy claro que lo haré en el hospital  y con la epidural.